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¿Por qué una guía de fomento lector para jóvenes?

Cuando trabajamos con jóvenes, la lectura se vuelve un ejercicio grupal y el juego permite una interacción que incentiva el aprendizaje de nuevas conductas, la adquisición de competencias y habilidades sociales y favorece la expresión de emociones.

La mayoría de los manuales para iniciar a los niños y niñas en la lectura suponen la existencia de un adulto cercano preocupado de estimular este aprendizaje y de un ambiente adecuado. 

El foco de esta guía es fomentar la curiosidad por la lectura entre adolescentes que presentan atraso escolar o se han excluido del sistema, que no tienen cercanía con los libros y carecen de referentes adultos. Son jóvenes que ante un libro lo primero que dicen es “no me gusta leer”, “qué fome” o, simple y llanamente, “no sé leer”.

Esta guía requiere de mediadores entusiastas, observadores y resilientes. Su desafío mayor es capturar el interés de los adolescentes por un tema y que ese interés los lleve a leer. 

 

No necesitamos de grandes lectores, sino de talleristas que sean encausadores de las inquietudes y busquen respuestas a través de la lectura.

En busca de las historias “buenas”

Cada uno de los temas que aparecen en esta guía surge de la experiencia que nosotras, Sandra Radic y Paola Scheuch, hemos llevado a cabo en el Club de Lectura que desarrollamos en el Centro de Internación Provisoria de San Bernardo, administrado por Sename. Los “socios” de este club son jóvenes adolescentes, entre 14 y 17 años, imputados por infracciones a la ley, es decir, muchachos que estaban a la espera de que un Tribunal de Justicia señalara si debían cumplir o no un período de sanción en un centro de reclusión.

A lo largo de los ocho años de funcionamiento del Club de Lectura, nos dimos cuenta que los muchachos prefieren el trabajo en equipo que el individual y que les acomoda más estar en torno a una mesa que frente a un pizarrón. Es decir, hay más probabilidad de tener éxito cuando la lectura se transforma en una experiencia grupal, donde hay alguien que activa la conversación entre los socios, resguardando el principio del respeto por el otro porque las historias “buenas” son aquellas donde todos tienen algo que decir.

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el juego facilita la lectura

Cuando vimos en nuestro taller la emoción y ansiedad que  estos adolescentes sentían cada vez que abrían un libro de formato grande con imágenes atractivas o  su asombro ante los libros con sonido o de pop-up, entendimos que al interior de cada joven hay un niño que está esperando salir. 

Por eso comenzamos a usar el juego como herramienta para llegar a la lectura. También nos ayudó a lograr su confianza y que reconocieran en nosotras cierto liderazgo para abrirlos a nuevas experiencias. 

Leer y comprender las instrucciones de un juego, respetar las reglas, esperar el  turno, cumplir las pruebas que el azar depara y abstraerse de lo que sucede fuera de la sala, son aprendizajes valiosos que dejan a los jóvenes preparados para abrirse a la lectura de un libro o de una revista en los últimos 30 minutos del taller.

A la hora de planificar una sesión de nuestro taller, todas las actividades que se idean persiguen el objetivo de que los jóvenes ganen seguridad sobre su capacidad de leer y comprender. Anexo a ese gran objetivo, nos ponemos otros como es el aprendizaje de nuevos contenidos y la expresión de sus emociones.

Es importante que el juego comience con un grado de dificultad menor para que confíen en sí mismos. Al mismo tiempo, no puede ser tan fácil que parezca que la actividad es muy infantil porque eso los desalienta. El mantener ese equilibrio y aumentar progresivamente el grado de dificultad es el  desafío de cada tallerista o mediador.

El valor de tocar un libro

La ambición de que los jóvenes pidan prestado nuestros libros o revistas para leer durante la semana siempre está presente y  para que lleguen a sentir ese grado de confianza deben comenzar por tocarlos, abrirlos, mirarlos y hojearlos. Muchos de ellos no recuerdan la última vez que tuvieron un libro en sus manos. Generalmente, se rehúsan a quedarse incluso las revistas de menor valor: “Mejor que no, señorita, la puedo perder”, dicen.

 

Esa distancia o falta de interés o miedo se va perdiendo a medida que se familiarizan con la rutina del taller, que mantiene una misma estructura: uno o dos juegos que dan pie a media hora de lectura individual o grupal. La primera señal de que estamos bien encaminadas es cuando comienzan a preguntar: “¿Trajo un libro bueno para leer?” O hay uno o dos muchachos que prefieren saltarse los juegos con tal de revisar los libros que seleccionamos especialmente para esa sesión.

Ya cuando logramos romper la barrera y uno de ellos pide prestado un libro, es un día de fiesta para nosotras. Ese es el inicio de un círculo virtuoso. Si el libro le pareció interesante, seguramente se lo dirá a sus amigos y más de alguno intentará imitarlo. A veces son los mangas, otras las historias de amor, o de vampiros, o de lugares para viajar, la verdad es que nunca se sabe. Nuestra labor es que sientan que hay un libro para cada uno de ellos.

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sugerimos entrevista a Núria guzmán

“Dentro del juego todos jugamos por igual y todos valemos lo mismo”, señala Núria Guzmán, psicóloga y formadora en neurociencia y juego, de origen catalán. Entre otras ideas indica que: “El juego es una experiencia (...) Si tu estás jugando un juego en el que tienes un personaje, o que tienes que hacer algo, tienes una vivencia. La realidad tiene límites, pero la imaginación no, y esto es lo potente del juego”.

claves-para-la-educacion-del-futuro-crea

Listado sintético de las habilidades que se requieren para el siglo XXI

  • Pensamiento crítico: cuestionar, cuestionar, cuestionar... no parar de cuestionar. 

  • Creatividad: se nace, pero también se puede adquirir. La imaginación es un componente importante y todos nacemos con ella. 

  • Trabajo en equipo (colaboración): grupos heterogéneos y diversos generan un mayor aprendizaje mutuo para todos. 

  • Comunicación: en el siglo XXI, llamado “siglo de la información y la comunicación”, es fundamental la comunicación oral y escrita.

  • Aprender a aprender: pensar sobre el pensar y el aprender. Además, no se puede interrumpir el aprendizaje.

“Claves para la educación del futuro. Creatividad y pensamiento crítico”, Patricio Meller, Editorial Catalonia (Pág. 47)

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